Creo que tan solo aquellos que no tengan hijos, ni nietos ni
sobrinos, o estén por encima de los 80 años o se hayan entregado a un retiro
espiritual en Bora Bora durante estas vacaciones, no se han enterado de la
existencia del Pokémon GO.
Su éxito (al menos en cuanto a descargas: llegó a tener 45
millones de usuarios activos en su punto más alto) y la viralidad con que se
alcanzó, hizo que fuera el verdadero tormentón de estos últimos meses (ninguna canción ha
sido tan repetida como las veces que hemos escuchado “Pokémon GO” en nuestras
casas, en la calle, en los parques, en las tiendas, en la playa, en el tren, en
las paradas de autobús; tres generaciones unidas cazando Pokémons por doquier y
a todas horas.
Desde luego mis hijos no iban a ser la excepción, y aunque
ni el padre ni yo somos lo suficientemente frikis para habernos también
enganchado, sí les dimos “largas a los dos” para que disfrutaran de la app,
permitiendo su instalación tanto en el móvil como en el iPod de ElMayor, al fin
y al cabo, estábamos de vacaciones y los acuerdos de uso de tecnología durante este período, cambian y se vuelven más flexibles.
Somos unos convencidos de que todo en la vida son
oportunidades de aprendizaje, con experiencias positivas o negativas, de las
cuales nos terminamos beneficiando todos, y Pokémon GO no iba a ser la
excepción. Aquí te cuento algunas de las cosas que hemos aprendido
gracias a este juego “free-to-play” (que tan free no resultó y luego te
cuento por qué):
1. La tecnología puede ser compatible con
las actividades al aire libre
Curioso, pero es lo que ha logrado este
juego: que los jóvenes quieran salir de casa, caminar, recorrer las calles,
conocer nuevos lugares de su ciudad, así sea para cazar ese Pokémon que creen
que sólo se consigue en determinado punto.
Y si los demás desarrolladores de videojuegos se fijan bien en el éxito
que se ha tenido, puede ser que tengamos cada vez más juegos y apps que nos
ayuden a “reconectar” con nuestro entorno, en lugar de aislarnos.
2.
No es
cuestión de velocidad sino de constancia. No por ir más rápido es
mejor; caminando a un buen ritmo es mejor que ir en coche… claro, si lo que
quieres es explosionar uno de los huevos, ya has entendido que de nada sirve ir
muy rápido; en la cultura de la inmediatez y la velocidad, que la gente tenga
que ir caminando en lugar de corriendo, que tengas que ir acumulando puntos en
vez de lograrlos todo de una sola vez, da pie a desarrollar la paciencia que
tanta falta nos hace.
3.
La
tecnología puede unir varias generaciones. Este juego ha logrado que
los primos mayores de mis hijos, y los hermanos mayores de sus amigos quieran
jugar con ellos; dos generaciones que, por sus intereses personales se han ido
alejando con los años, vuelven a tener un punto en común... Bueno ¡y eso que no
estoy contando con los treintañeros que también se han unido a la fiebre, al
haber sido fans en los 80´s de la serie! Nosotros no entramos en esta fiebre,
porque los Pokémons ya nos pillaron muy mayores, pero los que a inicios de los
90 tenían 10 años, ahora están como locos disfrutando también de las quedadas y
los equipos.
4.
Hay
que mantener actualizado el MovistarProtege y verificarlo con asiduidad.
Resulta que al cambiar el móvil a ElMayor a mediados del verano, no verificamos
(como deberíamos haberlo hecho) la configuración de Movistar Protege, y se nos
fue de las manos el uso (en cuanto a límites de tiempo y otras cosas más que os
contaré en el siguiente punto). Ya entrados en razón, y después del frenesí de las
vacaciones, hemos vuelto a poner los filtros de tiempo, para que la fiebre Pokémon
no interfiera con los quehaceres escolares.
5.
Ojo
con el consumo responsable en las apps. Hay que estar muy pendientes de
las compras – dentro de las apps – inApps Purchase, para evitar sorpresas,
recordar y vigilar las normas. Una cosa que no me ha gustado de este juego son
las compras internas, los chicos son tentados a comprar paquetes de monedas que
mejoran sus prestaciones dentro del juego; nosotros hemos pecado de confiados
y hemos cometido tres grandes errores,
que nos han pasado una gran factura
(tal cual, nunca menor dicho): El primero, no haberle recordado insistentemente
a ElMayor las normas de compras dentro de las apps: siempre pedir
autorización antes de hacer una compra. El segundo error: haber dejado abierta
la autorización del PlayStore con cargo a la cuenta de Movistar, para compras
automáticas. El tercer error, no haber hecho una supervisión más cercana del
juego, tal vez si alguno de los dos hubiera jugado nos habríamos dado cuenta
de la gran tentación que era el poder comprar las monedas a golpe de clic.
6.
El
autocontrol en los videojuegos no es sencillo de lograr. Mi hijo (bueno, y
la gran mayoría de sus amigos) aún se obsesiona fácilmente con los videojuegos;
el enganche a los nuevos juegos suele ser una constante sobre la cual siempre
tenemos que trabajar. En el caso del Pokémon GO, por todo lo que le rodeaba, fue
realmente mayor… hemos tenido que conversar mucho y poner muchos más límites,
estar más pendientes de que no sólo jugara a este juego. A pesar de ello,
fijaos la sorpresa que nos llevamos con las compras.
7.
La
supervisión de los padres es siempre necesaria, basta con ver lo que he
dicho en los dos puntos anteriores… si es que no podemos descuidarnos, y
siempre, siempre tenemos que ejercer nuestra parentalidad de forma responsable.
A pesar de todos los límites y controles que hemos negociado,
y siendo él un niño medianamente responsable, debo decir que los que nos hemos
llevado el mayor palo hemos sido nosotros, los padres: nos ha faltado mayor
supervisión (y no controles), nos ha faltado meternos también nosotros en el
juego para poder entender y desde el conocimiento y la experiencia en primera
persona poder hablarle y negociar con él. Como en los demás temas de
tecnología: si no los conoces, no puedes entenderlos y difícilmente puedes
llegar a “enseñarles” un uso responsable.
¿Cómo ha sido vuestra experiencia Pokémon GO estos meses?
¿Habéis tenido alguna anécdota con el juego? Me encantaría saberla…
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